Esas fueron las declaraciones de un vendedor que tiene un puesto de choripanes en nuestra ciudad. El domingo se levantó como todos los días a trabajar, buscó sus herramientas en el galponcito que tiene atrás de su casa, y las fue llevando una por una adelante, para después trasladarlas todas juntas. “Lo último que saque fueron los choris, por la cadena de frío viste. Yo cuido mi trabajo” declaró consternado Roberto a Revista No te Entusiasmes. “Cuando estaba por arrancar me acorde de la criolla y tuve que volver a mi casa. Sin criolla te vendo la mitad, ¿a quien le gusta un mariposa sin criolla? A nadie! Así que volví a mi casa, y escucho desde lejos, como cuando gritó Andrea Rincón en MasterChef, VIva Perón Carajo… Salgo y veo un auto que se va, y ya los choris no estaban. No puede ser casualidad, yo no se si los olieron, si tienen un choriradar o como hicieron, pero ya no estaban los de carne, los veganos me los dejaron todos. No me quedan dudas que fueron los de La Campora, a un conocido que está en el negocio le pasó lo mismo”.